Cuentan que
antiguamente, existían brujos maleros que llegaban a tener pactos con los
demonios de la selva. Eran poderosos haciendo el mal y sus afanes de tener cada
vez más y más poder llegaban al estado en que tenían necesidad de beber sangre
y comer carne humana.
Claro, estos
brujos vivían en lo más apartado de la selva y casi siempre solos. Dominaban
los secretos para trasformarse en Runapuma, cuando sentían necesidad de
alimentarse. Hacían sus invocaciones por medio de icáros “cantos mágicos de
poder” pidiendo fuerza a los demonios del monte y entonces se convertían en
hermosos jaguares hambrientos totalmente negros. Así, atacaban a sus víctimas,
sin importarles que estuvieran armadas o en compañía de otras personas.
No le temían a
nada ni nadie porque se sentían protegidos. Satisfecho su apetito, volvían a
convertirse en hombres casi normales.
Por esta razón
se cree que los jaguares melánicos, totalmente negros o yanapumas son
mensajeros del más allá o poderosos brujos capaces de tomar forma humana e
incluso icarar o maldecir la comida desde lejos. Estos otorongos negros son
temidos por esa razón.
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