Un híbrido entre mujer y mula
Es con la llegada de los primeros
misioneros españoles que nace la leyenda. Cuenta que cuando una mujer casada o
comprometida, nativa o mestiza seducía o era conquistada por un misionero, por
raro sortilegio, se convertía en un duende con cuerpo de mula, cabeza y pecho
de mujer, que vagaba en las noche de luna llena asustando a los pobladores de
los pueblos y caseríos, con sus relinchos espeluznantes y el ruido producido
por sus cascos, al galopar sin rumbo por los alrededores. La gente sabía
entonces que había allí una mujer que mantenía relaciones prohibidas.
Entonces, los más valientes, perseguían
al animal encantado para ver en qué casa se metía o hacia donde se dirigía
cuando terminaba el encantamiento. La infiel descubierta, tenía que ser llevada
ante un buen curandero para que la curara, mediante baños y sesiones de
ayahuasca, liberándola del hechizo que sufría por mantener amores prohibidos.
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